Tengo que ir a
ALBARRACIN. Un imperativo de todo aquel que le guste escalar y sobre
todo el bulder. Eso es lo que te dices una y otra vez si ya has
visitado antes este lugar mágico que encandila con su paisaje y el
paso del tiempo. Desde los antiguos celtas, moradores de las tierras
a las que llamaron Lobetum, hasta quienes se cree que le dieron su
nombre y que impregnaron de su cultura toda esa zona y es que en
tiempos de los musulmanes fue la familia AL-BANU-RAZIN quien hizo de
estas tierras un pequeño reino de taifas. Un reino amurallado y
vigilado desde sus miles de almenas formadas por sus grandes y
vistosos bolos, que aunque infranqueables en la progresión a sus
alturas se apiadan de ti marcándote el camino, diciéndote por donde
se puede subir a ellos, porque allí, todos los bolos resudan
magnesio como los arboles del entorno la resina que recogen
afanosamente sus moradores.
Esta vez los compañeros
de viaje fueron Bomber y Asediator. Bomber y yo salimos desde
Valladolid para encontrarnos por el camino con Asediator. Quedamos en
el parking de Albarracin, aprovechamos para comer un poco después de
un viaje de cinco horas y tirar para los sectores, decantandonos por
el sector PARKING. La decisión era clara pues ya en el mismo lugar
donde dejas la furgoneta te encuentras los primero bloques.

Empezamos calentando en
un pasillo de bloques en los que los subíamos y bajábamos
encandilados por la emoción del primer día y las ganas de escalar,
aunque aquí ya se aviso de que este sitio hay que cogerlo con
tranquilidad pues es fácil que sin darte cuenta te vaya robando la
energía, quedándose con ella y pasando a formar parte del entorno
sin que tu puedas hacer nada por remediarlo, solo retrasar lo
inevitable.
Tras encadenar una serie
de bloques con los que ir cogiendo confianza empezamos a ver por
donde iba a transcurrir el fin de semana, pues eran dos pesos pesados
los que me acompañaban y lo iban a demostrar con creces. El primer
bloque que cayo de 6c, Confusión, salio al primer pegue, tras un
arreón del que había que salir de sentado a un agarre en lateral
hacia otro muy alto que te dejaba completamente estirado, sin olvidar
que una vez pasado el esfuerzo siempre te van a esperar aquí esas
salidas de los bloques que te hacen desear no haberlos empezado, pero
salió.
Ya digo que la tarde se
fue calentando rápidamente y en la mente de un bombero se fue
fraguando desde que montó en su furgoneta un objetivo claro que nos
perseguía de otras veces en las que una tras otra visitábamos dicho
sector para terminar siempre en el mismo bloque. “¿Quieres echarle
un tiento?”-me susurra como el diablo por encima del hombro y en
voz baja para que la complicidad que nos ha dado ya ese bloque fuera
la única confidente- “Vamos hombre, un tiento, que esta vez
sale...”.-sonríe a la vez que miro a Asediator buscando en él un
apoyo para no se que- “¿Que hacemos?...vamos”. Asediator rompe
el desempate, recogemos las colchos y poco a poco, viendo mas bloques
aun no realizados nos dirigimos hacia allí.




Así que ya con la única
frontal que se nos ocurrió llevar volvimos al parking y bajamos
hasta Albarracin para tomarnos la merecida cerveza en uno de los
lugares mas emblemáticos, EL MOLINO DEL GATO, un lugar donde te
puedes encontrar concentrados a todos los escaladores que hayas
podido ver antes por los bloques, y a los que no también. Menos mal
que este finde no ha sido de seguimiento masivo por la comunidad
bloquera y nos tomamos tranquilamente el brebaje dorado mientras nos
miramos ya por primera vez, sin todavía ser de forma maniática, las
manos que ya en su primer contacto con la arenisca se han empezado a
quejar.
La mañana siguiente
amaneció con la todavía ansiedad de un yonki que necesita su dosis.
Parece ser que para Bomber y Asediator lo del día anterior no fue
suficiente para tomárselo ya con mas calma. No, hay que romper los
bloques. Un desayuno rápido, recogemos un poco y
¡vamos!,¡vamos!,¡vamos!... encendidos hacia un sector que yo no
conocía y en el que Bomber había estado una vez, Tierra Media. Para
llegar hasta allí lo tuvimos que hacer con el supermapa de la guía
y menos mal que teníamos la guía porque si no terminamos en Teruel.
Después de bajar un barranco, de subirlo, de rodearlo y de encontrar
por fin una serie de hitos que bien siguieron todos menos yo, llegamos a los bloques de Tierra Media.


De aquí y tras la
insistencia de Bomber de que siguiéramos dándole, hicimos una
parada para cambiar de zona, desplazándonos un poco mas abajo por un
pasillo de bloques que nos llevo hasta un lance de 6c+ que se llamaba
Air France. De la rabia de no haber sacado el otro bloque le di un
solo pegue para salir por arriba. Ni si quiera a Asediator le dio
tiempo de preparar la cámara, pues ya esta arriba.
Aquí decidimos comer
algo. En lo que Bomber y Asediator se preparaban un bocadillo de
jamón y lomo de ese del bueno, me dio por mirar mas bloques. Con las
mismas les anime a bajarnos a ver ciertos bloques bien altos que
desde el suelo ya impresionaban y seguimos viendo bloques hasta que
alguien recobro el sentido de la realidad “ ¿y kala?, ¡el
jamón!”. Cuando quisimos llegar donde habíamos dejado las cosas
ya era demasiado tarde. Kala había venido a buscarnos para así
tener una coartada solida de que ella no había sido. Intente pensar
que no había sido Kala, sacando mi vena de “¿mi hijo?nooooo, como
va a ser mi hijo”. Pero en ese momento en que la estaba preguntando
afirmando que ella no había sido bajó las orejas y abrió un poco
mas los ojillos dejando despejadas las dudas mías. Pues Bomber y
Asediator ya lo tenían claro, se había comido veinte euros en lomo
y jamón, “la madre que te...”. Mi bocadillo fue de pan.
Ya comidos, que sorna,
fuimos bajando por tierra media hasta que empezamos a oir voces, cada
vez mas, y en un bloque al que nos dirigíamos como sin querer nos
encontramos con la gente de Avila. Ya no es tan raro que nos
encontremos a alguien conocido. Lo que si que es casualidad es que
fuese en el bloque que yo personalmente quería probar, Periñan del
Campo, un lance de 7a+ que también se podía sacar en estático para
el que no quisiera lanzar. Yo lo tenia claro, a volar.
Estuvimos un rato en él,
Bomber y Asediator no le vieron color y se fueron con el resto de la
tropa de castellanos a otro 7a, Nisu. De esta manera estuvimos cada
uno entretenidos y repartidos en aquello que en ese momento
acontecía, yendo y viniendo los unos hacia los otros para
preguntarnos si había habido suerte con cada proyecto. Ellos cerca y
yo también, para prueba alguna que otra herida de guerra en unas
manos ahora si deterioradas.
Después de rendirnos a
la evidencia no nos quedaba otra cosa que pulular por los alrededores
viendo como otros escalaban hasta que en nuestro camino se cruzo El
Murciélago, también 7a. Y por qué no nos íbamos a poner los gatos
de nuevo para darle algún que otro saque bueno, volviendo a sacar
fuerzas de donde ya no las había. Solo quedaba bajar todos juntos
hacia las furgos no sin antes pasar algún que otro momento dramático
pues apuramos tanto que bajar de noche allí se hizo hartamente
difícil.
Bajamos de nuevo al
pueblo para comprar pan y agua, aprovechando eso si el momento para
celebrar el encalome a lo grande de Bomber, así que se pago otra
ronda de cervezas junto con unas gomis. El cuerpo nos pedía azúcar
y el mio mas que sin comer todavía, demandaba algo mas sustancial
que una cerveza y regalices rojos. Subimos a cenar y devoramos el
terrible festín elaborado por Bomber mientras que Asediator perdía
la mirada en el infinito dentro de la furgo. Estaba cansado hasta
decir basta, ademas, tenia los dedos para el arrastre de tanto
batallar bloque tras bloque durante todo un día en el que por
momentos el tiempo se nos detuvo. Tanto es así que a las diez y
media ya estábamos deseándonos las buenas noches y a roncar.
Después de doce horas
en estado de total desconexión Bomber y yo nos despertamos y
comenzamos a preparar lo que seria el asalto del ultimo día.
Asediator tardo en despertarse y cuando lo hizo seguía casi con la
misma cara de cansado que la noche anterior. Aun así recogimos todo
para dejarlo preparado para la vuelta y salimos destino a TECHOS.
Tenia ganas de probar de nuevo Vuelo sin motor. Llegamos hasta allí
teniendo la esperanza de que hubiese gente probandolo pero no fue
así. Me lo pensé un poco, no mucho y prepare las colchonetas y me
puse los gatos dispuesto a darle un buen azote, pero el tortazo me lo
lleve yo. Me subí al bloque hasta donde se lanza, mire hacia abajo
en vez de arriba y literalmente... me cague. Dos colchonetas me
parecieron pocas, cada vez peor, no me atreví. Así que con las
mismas y con las orejas mas bajas que las de Kala cuando se comió el
jamón recogí las colchos, me quite los gatos y nos fuimos para otra
parte pensando que hay que ser mas fuertes mentalmente, que hay que
trabajar mucho todavía.
Nos acercamos a una
pared en la que había gran cantidad de bloques y probamos a ver lo
que nos depararía el día de hoy, pues viendo las caras de Bomber y
Asediator estaba claro que los Domingos se hacen duros en Albarracin.
Asediator se fijó en dos placas de 7a, como no, con las que nos
pusimos a la faena. Aparecieron unos chicos de Zaragoza que nos
indicaron al menos como salia una de ellas. Aquí se acabaron las
horas de escalada de Asediator. No podía mas, los dedos sobre todo
le impedían seguir escalando y aunque se levantaba una y otra vez
parecía como si un boxeador de pesos pesados le noqueara cada vez
que caía sobre la colchoneta.
Volvimos a recoger las
colchos y nos dimos un paseo hasta llegar a Gorillaz, del que
salieron buenas fotos. Nos juntamos esta vez con uno chavales de El
Escorial, a los que prometí enviar algunas fotos, y nos dirigimos al
callejón de los lances para rematar allí un fin de semana
esplendido, de aquí quedo una buena secuencia de fotos de Lancelot,
6c.
Destrozados del todo
recogimos por ultima vez las colchonetas para bajar poco a poco hacia
los coches, recordando a cada paso los momentos que intensamente
fueron sucediendo en un fin de semana que nos dio mas de lo que en
principio esperábamos. Buenas escaladas y mejores amigos con lo que
compartirlas y la promesa de Asediator de no esperar tanto para
volver a escalar juntos, menos mas que hace frio para la cuerda.